Conversando recientemente con una extranjera, que ahora lleva unos doce años viviendo en España, me di cuenta de la vulnerabilidad de muchas mujeres al llegar a nuestro país, sin el conocimiento de los sistemas que operan en España, y, sobre todo sin dominar el idioma.
Esta mujer relató cómo, poco después de su llegada, descubrió que estaba embarazada. Acudió a su médico y comenzó el procedimiento de atención prenatal. A consecuencia de una ecografía que le practicaron, el médico anunció que el feto presentaba una clase de anormalidad y que lo más aconsejable era abortarlo. La mujer no entendía el vocabulario que el médico empleaba y éste no tomó el tiempo para explicarle tranquilamente en términos más sencillos. La mujer se llevó la impresión de que tenía un ‘monstruo’ en la matriz y, aunque por sus creencias y su conciencia no hubiera contemplado nunca un aborto, se vio en un callejón sin salida. En un estado de pánico llamó a su marido. La tranquilizó y le dijo que no tomara ninguna decisión precipitada hasta que tuvieran la oportunidad de hablar juntos cara a cara. Otros miembros de su familia – su madre y su hermana – también la aconsejaron lo mismo. Finalmente, apoyada por su marido, pero aún sin entender cuál era la ‘anormalidad’ que tenía su bebé, decidió seguir adelante con el embarazo, fuera cuál fuera la naturaleza del problema. Lo triste es que no pasó los demás meses del embarazo con tranquilidad, sino con temerosa de cómo iba a nacer el bebé.
El relato tiene un final muy feliz, porque el niño nació sano y salvo – sin ninguna anormalidad -, y tiene un lugar especial en el corazón de su madre.
Si es tu caso que no dominas muy bien el español y necesitas que alguien te acompañe a las pruebas y consultas, pregúntanos aquí e intentaremos ponerte en contacto con una mujer para ayudarte. Por otro lado, si tú conoces a una mujer recién llegada a este país y embarazada, piensa en cómo podrías ayudarla.
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Más adelante esta mujer supo que la anormalidad de la que habló en médico era el Síndrome de Down.