Os voy a contar un caso que es digno de ser juzgado por el Rey Salomón por lo complejo del mismo.
Eh aquí una pareja de jóvenes estudiantes en su penúltimo año de universidad, desde hace un año están saliendo y manteniendo relaciones sexuales, no están casados aunque sus planes son de casarse cuando acaben sus respectivos estudios y encuentren trabajo. Ambos son dinámicos e inteligentes .
Con la ausencia de la última menstruación ella ha descubierto que está embarazada, el método anticonceptivo que usaban les ha fallado y ahora descubre con sorpresa su nuevo estado. Esto es un gran contratiempo para ella, porque en sus planes no estaba quedarse embarazada ahora sino mucho más tarde cuando ya estuviera establecida y con una situación laboral favorable. Se lo comunica a su novio y para él también es un gran choque. Después de que sus mentes se serenan un poco, ambos empiezan a pensar más en frio y en sus cabezas se empieza a dibujar la solución particular a este conflicto. Para abreviar diré que a Juan (nombres ficticios) siempre le han gustado los niños, su familia es de muchos hermanos y piensa que podrá buscar un trabajo a tiempo parcial y que de alguna u otra manera podrán salir adelante, terminar sus estudios y criar a su hijo. Mientras que Alicia, ve que este niño va a ser un problema para su desarrollo personal, piensa que ahora no es el momento de traer un hijo al mundo, que ya tendrán tiempo más adelante y que la única solución a este problema es el aborto.
Alicia dice que el aborto es un derecho, mientras que Juan dice que su paternidad también lo es. Ella dice que con su cuerpo puede hacer lo que quiera a lo que Juan la responde: “que con su cuerpo sí, pero con su hijo no”. Sus posturas son irreconciliables y no encuentran solución a este dilema.
¿Cómo respondería el rey Salomón que un día tuvo que enfrentarse a una situación parecida? Pues una vez tuvo que juzgar a dos mujeres que pretendían ser ambas las madres de un niño. En ese caso el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. (Esta historia la podéis leer en la Biblia en 1º de Reyes 3:25-27)
Mucho me temo que en este caso no va a haber ningún rey Salomón para decir. ”Dad el hijo vivo a Juan y no lo matéis, él es su padre”. Pero como decimos en Sifra: Esto no tiene porqué ser así.